Por Jorge Loncón V.
Licenciado en Artes, Escritor, Actor y Director Teatral
La clase media es la que compra de todo, pero medio kilo. Esta cuestión hay que dejarla clara de entrada, pues, por estos días, la discusión de los expertos está en definir qué es la clase media, y quiénes la componen. En realidad, desde el pasado colonial de la patria, la cosa era ya muy simple: si el ciudadano no tenía tierras o propiedades, era de “medio pelo”, (antecedentes histórico de la “clase media”) por lo que, si un señor acomodado caía en la cuenta que un espécimen así acechaba por su hija, procedía a ahuyentarlo escopeta en mano, y mantenerlo –por lo menos– a medio kilómetro de la propiedad.
En la clase media, las cosas siempre van (o están) “más o menos” y si llevamos las cosas al plano futbolístico, diríamos que ésta una clase que se desvive por estar en la mitad de la tabla (que puede ser de salvación) pero siempre arriesga el descenso. El ejemplo de Chile es admirable. Todo el mundo se dice de clase media, aunque sea dueño de la media fortuna, ésas que te liberan del pago de impuestos, porque hasta la compra del supermercado se hace con factura, se presenta como gasto de la empresa y se recupera el IVA. Hubo un tiempo de mayor franqueza en Chile, cuando se hablaba de “los pobres de cuello y corbata”. Hoy día, es raro encontrar a alguien que se autocalifique como “pobre”, porque si lo hace, le agregarán un chilenismo terminado en “ón”. Donde el espécimen se saca todos los complejos, es en las oficinas públicas donde tramita el bono de invierno.
La clase media de Chile, es la mala clase. Para el resto, por su- puesto. Porque siempre está reclamando. La clase media, paga medio sueldo en deudas contraídas con el sistema o fuera del sistema. De lo que queda, medio monto es para las necesidades básicas. Cuando se le juntan dos boletas de algún servicio básico, paga media deuda y la otra mitad queda para el mes siguiente. La clase media aspiró alguna vez a algún subsidio para comprar vivienda, pero se quedó a medio camino, porque ganaba mucho. Como dijo una ex candidata a la presidencia, refiriéndose a lo bajo de las pensiones: “parece que estamos viviendo demasiado”…. Es una analogía, pero de antología.
Al tipo de la clase media, lo toman por asalto en las clínicas y las bencineras, pero todo tiene arreglo: en la clínica opta por ocupar media pieza y en la bencinera, por poner medio estanque de gasolina de 95, que está en el medio de la 93 y de 97, y tiene que durarle la semana completa. La mala clase en Chile (para el resto) es la clase media: porque reclama, porque se cansa del cansancio, del stress diario, y la depresión cuando llega la época de vacaciones y los medios (de comunicación) emiten reportajes, con periodistas mostrando a medias las opciones que tiene el ciudadano para irse de vacaciones y les muestran balnearios exóticos y las cifras de un viaje que equivale a su sueldo de un año. El espécimen sabe que no saldrá de vacaciones y escuchará y verá en la pantalla los sermones de los especialistas, que lo instan a desconectarse del mundo, cuando el tipo ni siquiera puede desconectarse de su bolsillo, pensando en la beca o en la media beca que podría salvarlo de los compromisos universitarios de alguno de sus hijos.
El tipo se las arregla para sonreír y sale a comprar media docena de huevos…. En el camino piensa en la clase media. ¿Mala clase?. No, no es la clase la mala.
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