Rescatar la dignidad de la PALABRA

Por Antonieta Rodríguez P.
Profesora y Poeta Miembro de la Academia Chilena de la Lengua.

Es necesario rescatar la dignidad de la palabra y eso se puede lograr a través de la lectura y de la escritura. Nuestros niños deben leer los cuentos tradicionales, pero también los clásicos y los de reciente aparición y para eso somos los profesores los que debemos leer y escribir bien primero, tenemos que conquistar para la LITERATURA a nuestros alumnos, que ellos descubran la belleza que hay en los poemas, en los cuentos, en las novelas, en las cartas.

La literatura es un arte y el arte actúa con la in- tuición y la sensibilidad. Ambas cosas las tienen los niños, pero tal vez es difícil, aunque no imposible que los niños las demuestren en la escritura y la lectura. Por eso, insisto somos los profesores los que debemos inculcar en ellos el amor por la lectura y leyéndoles los buenos autores de todos los siglos y de todos los países, pero comenzando por lo nuestro. ¿Cuántos alumnos leen los poemas de Nelson Navarro, de Clemente Riedeman, de Marlene Bohle, de Ximena Burgos, de Poli Roa, de Mónica Jensen, de Antonieta Rodríguez París, de Delia Domínguez, de Harry Volmer, de Floridor Pérez, de Salvador Zurita?

¿Cuántos han leído las narraciones de Edesio Alvarado, de José Teiguel, de Manuel Gallegos, de Alejandra Wolleter, de Sergio Millar, de René Arcos Levi, de Mario Espinoza Wellman, de Mónica Jensen, de Julio Silva Lazo, de Ernesto Masiglio, de Yuri Soria-Galvarro, de Alejandra Leal Ladrón de Guevara?

La lectura es el alimento del espíritu, cosa que no se logra con la T.V. ni con el Internet, estas tecnologías nos llenan de datos, de información, y de miles de programas de mal gusto y pésimo lenguaje.

Hay que leer mucho y formarse una idea cabal respecto de lo que cada palabra significa y para eso hay que usar el diccionario. El Escritor Cami- lo José Cela, premio Nobel de Literatura escribió: “Estoy consultando el diccionario todos los días porque creo que todavía no conozco el idioma”.

Cuando no se lee o se lee poco, se tiene un léxi- co pobre, y eso es un signo de pobreza mental que se nota en el uso de garabatos para suplir las palabras que hacen faltan. El idioma español es uno de los más ricos en su léxico, y sin embar- go de las casi 80.000 palabras más o menos que trae el Diccionario de la RAE, solo usamos unas pocas, y hay algunos que usan una sola, “huevo” y sus derivados, de allí salen sustantivos ,adjeti- vos, verbos. ¿Cómo afirmar conocimientos así?.

”El que no lee ni escribe bien no puede tener sino los rudimentos más elementales del pensar, lo que significa una impotencia grande para resolver los más acuciantes problemas del subdesarrollo. El pensamiento se da siempre en el interior de la palabra. Cuando un alumno dice: “lo sé, pero no sé expresarlo”, es que no lo sabe, o lo sabe con ese pensamiento germinal y confuso que más tarde será su ruina como profesional, como científico, como estadista o como elemento activo de una sociedad que lo necesita imperiosamente.” Anota el reconocido crítico literario chileno José Miguel Ibáñez Langlois.

La lectura mejora la ortografía, por la visualización de lo escrito correctamente. Enriquece el vocabulario y los giros idiomáticos, acostumbra al empleo apropiado y preciso de las palabras porque ilumina su significado, crea el hábito del orden mental y amplía las ideas, sacude la modorra de quienes hablan mal por pereza de hablar bien y desarrolla el gusto estético, porque acostumbra al lector al bien decir, anota don Andrés Cox Balmaceda.

Los poetas escribimos para mantener vivas las palabras, por eso somos buenos lectores para descubrir más palabras y nos gustan los diccionarios para usarlas con justicia. Porque en la poesía hay que encontrar la palabra transmutadora. Las palabras forman el lenguaje que es el don que nos singulariza como seres humanos. Y la poesía es el más alto resplandor del lenguaje.

PUBLICACIONES:

  • “Cinco Poemas y algunos Diseños”
  • “Cartas de Puerto Montt”
  • “Cartas desde España”
  • “Poemas Gramaticales”
  • “Los Invisibles

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