Por Nelly Lemus Villa.
Profesora Normalista, Escritora y Coreógrafa
Allí estábamos las mujeres, nos reuníamos en los atardeceres decididas a no dejarnos vencer. A veces el enemigo era la falta de alimento para nuestros hijos, otras era la falta de trabajo para hombre y mujer.
Cada día difícil de vivir, cada momento difícil de lograr.
Toda la tierra estaba herida y nosotras con mayor razón.
¿Qué nos unía a pobladoras, a profesionales, a la joven y a
la vieja, a la triste y a la alegre: el deseo de justicia.
Mientras más pobre era la mujer que nos acompañaba,
más sabia era su enseñanza porque de ellas aprendimos
la sobrevivencia, el acto ritual de inventar un fuego en el
patio a falta de gas, a alumbrarnos con vela como si no
se hubiese inventado la luz, a valorar el pan duro y saber
ablandarlo, a pelear para seguir sintiendo ganas de vivir.
Fueron muchos años y fueron sólo manos de mujeres las
que nos brindaban la taza de azúcar cuando nada había
en nuestras mesas.
Una furia nos inundaba y entonces sentíamos que a las
mujeres se nos debía una gran explicación porque torturados
y torturadores habían sido paridos por mujer.
Qué difícil, pero cuánta humanidad surgía desde las lágrimas
hasta las risas, hasta que desde esos atardeceres
surgió ese otro granito de arena que ayudó a expulsar tanto
dolor de nuestra tierra herida, pero eso sí, continúa en
cada una de las que allí estuvimos el mismo vivo deseo de
justicia.
Envío mis saludos
Desde mi tierra ahíta en minerales,
Desde tantas leyendas florecidas
Por los amores del cóndor,
Las pastoras convertidas en aves,
Los carnavales irrumpiendo en las quebradas
Las coronas de papel para los muertos
Esos seres humanos
Atrapados en la inmensa miseria del salitre.
Por estas tierras el desierto florece
De tiempo en tiempo,
Y nadie nos resulta extranjero
En estos suelos.
Somos morenos,
Somos morenidad,
El sol es nuestro aliado,
El señor cerró y la señora cerró
Nos contemplan de lejos,
El señor camino y la señora camino
Nos dan la bendición para emprender el viaje.
Desde aquí los saludos y los abrazo,
Desde aquí me imagino sus lluvias
Y sus árboles.
Hasta pronto colegas, hasta otro sol
Hasta otras añañucas.