Por Ana María Vliegenthart A.
Profesora de Biología y Ciencias Naturales
Este texto explora la Educación Ambiental al Aire Libre (EAAL) como metodología que mejora la calidad de la Educación. Se presenta un breve marco conceptual y algunos fundamentos que demuestran que el contacto con la naturaleza es una fuente de motivación, aprendizajes intelectuales y desarrollo personal que conduce a la formación de jóvenes y adultos que trabajan proactivamente en el cuidado y protección del ambiente. En consecuencia, estas experiencias transforman la Educación Ambiental al Aire Libre en una de las metodologías más apropiadas para lograr Educación de calidad y ciudadanos interesados en la conservación de un ambiente sano.
MARCO CONCEPTUAL
Los conceptos implícitos en la definición de la Educación Ambiental acordados por las Naciones Unidas en Tibilisi (UNESCO, 1978) se mantienen vigentes hasta el presente y nos ofrecen el camino que guía el trabajo de los educadores ambientales:
“La Educación Ambiental es un proceso dirigido a desarrollar una población mundial que esté consciente y preocupada del medio ambiente y de sus problemas y que tenga la motivación, los conocimientos, la actitud, las habilidades y las conductas para trabajar ya sea individual o colectivamente en la solución de los problemas presentes y en la prevención de los futuros”.
En la definición hemos destacado “consciente y preocupada del medio ambiente y de sus problemas” por cuanto estar “consciente” se vincula al amor. Una de las emociones básicas, sustento sobre el cual se construye la pedagogía para la educación de niños y jóvenes que serán los adultos que cuidan el ambiente.
LOS CONOCIMIENTOS NO BASTAN
En el siglo XXI contamos con un cúmulo de conocimientos y abrumadora evidencia de los problemas ambientales que aquejan a la humanidad.
Es por ello que podemos afirmar que más conocimientos respecto de los problemas ambientales no faltan.
Hace ya más de 40 años que los mejores científicos del mundo informaron a la humanidad que uno de los mayores peligros para el futuro estaba vinculado a la acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera. Sus predicciones, en cuanto al impacto de la acumulación de CO2 y el calentamiento global derivado de ello, se han ido cumpliendo tal y como lo pronosticaron y comunicaron. También los científicos entregaron recomendaciones respecto de los cambios de tecnología y de estilos de vida que eran necesarios para restaurar el equilibrio a los ecosistemas.
Es más, recientemente (año 2017) se publicó otro informe, esta vez producto de los estudios y análisis de 15.364 científicos de 184 países, titulado “Segunda Advertencia a la Humanidad” (Ripple W. y otros, 2017) en que recomendaron 13 grandes cambios, imperativos para que la Humanidad revierta las amenazas; de ellas, 12 están vinculados a cambios de tecnología y uno a educación. Las primeras cinco recomendaciones están vinculadas a restaurar biodiversidad y hábitat; dos a mejorar los sistemas de producción, distribución y procesamiento de alimentación; dos medidas están vinculadas al control del crecimiento de la población; dos a las inversiones y la economía; otra recomienda cambiar los combustibles fósiles por energía renovable.
La última recomendación, es la única vinculada al ámbito educativo y en ella estos 15.364 científicos recomendaron “Que niños, jóvenes y adultos entren en contacto con la naturaleza, para que la conozcan y la amen”.
El análisis anterior permite concluir que el conocimiento intelectual, por sí solo, no es suficiente para inducir a las personas a asumir responsablemente los cambios de conducta necesarios para solucionar la diversidad de problemas ambientales.
Sin embargo, hasta el presente, el sistema educativo tradicional se concentra en profundizar conocimientos en desmedro de una educación que tenga como centro las personas y su amor por la naturaleza. Es de esperar que la recomendación de los científicos hacia los educadores encuentre mejor respuesta que las 12 recomendaciones hechas en el ámbito tecnológico, económico y/o social.
FUNDAMENTOS DE LA EDUCACIÓN AMBIENTAL AL AIRE LIBRE
Afirma la destacada educadora española Heike Freire “Antes de salvar el planeta, debemos amar el planeta”.
Esta afirmación se sustenta en el resultado de investigaciones en el campo de la Neurociencia, la Psicología y la Educación que demuestran que gran parte de quienes se interesan en temas de conservación de la naturaleza, con certeza en algún momento de sus vidas, especialmente durante infancia y/o adolescencia, tuvieron experiencias significativas de contacto con la naturaleza.
La importancia del contacto con la naturaleza deriva del hecho que las emociones son vitales en el desarrollo de “conductas protectoras”; es decir, “proteger lo que se ama”, y nada lleva más a amar la naturaleza que tener buenas experiencias, resignificar los conocimientos y saberes y plantearse posibilidades novedosas para inscribirse en la sociedad de una manera activa. Esto se logra al acompañar
la experiencia de conexión emocional con la naturaleza con buenas reflexiones de los aprendizajes logrados, las que en Educación transforman una experiencia en una “experiencia significativa”.
Ello porque el contacto con la naturaleza es fuente de poderosas emociones que proveen una variedad de estímulos que crean asombro, curiosidad y deseos de saber más respecto de aquello que nos rodea, cumpliéndose así con el primer pilar de todo proceso educativo: la motivación. Etimológicamente, el término de emoción viene del latín emotio – onis que significa “el impulso que induce a la acción”; siendo docentes, la acción que deseamos provocar es el deseo de aprender, y para ello nada es mejor que observar cambios y procesos en la naturaleza que provocan curiosidad. Curiosidad que impulsa a profundizar en los conocimientos para comprender el porqué de los procesos. Sin interés y curiosidad por saber, estará faltando uno de los sustentos esenciales de la educación de calidad: la motivación.
Siendo la naturaleza una estupenda maestra, los niñ@s, jóvenes y los adultos de hoy viven en ciudades y pasan meses sin tocar un árbol, meses sin visitar un ecosistema de naturaleza prístina, meses o años sin respirar aire puro, semanas, meses o años perdidos en mundos virtuales de pantallas. Han perdido así la capacidad de reconocer que nuestro bienestar depende del oxígeno de los árboles, los alimentos de la fertilidad del suelo, el agua pura de una cuenca lejana, entre otros.
El desarrollo de la consciencia, que en teoría a veces pareciera tan difícil de lograr, puede ser trabajado en terreno con actividades extremadamente simples. Para niños, se ha visto que simplemente pasar tiempo en la naturaleza, jugando, explorando y descubriendo, es una actividad fundamental para estimular la curiosidad, provocar asombro, también para crear lazos de amor y “conductas protectoras”. Para jóvenes, entre otras experiencias, se recomienda trabajos en equipos para explorar la naturaleza, plantear preguntas de investigación, observar, registrar y comunicar resultados, entre otros.
En cuanto al trabajo con jóvenes y adultos deseamos destacar como metodología el “Ciclo Experiencial de Aprendizaje”. Éste es un recurso pedagógico que se desarrolla dentro de un marco conceptual y cuyo eje es la capacidad de aprender a partir de la propia experiencia.
El ciclo experiencial es válido para todos los programas en terreno, sin embargo, los detalles de los mismos deben variar para cada grupo en particular. Como primer paso el docente considera conocimientos previos, así como también prejuicios, inquietudes, para crear un programa educativo que se inicia con una experiencia significativa de contacto con la naturaleza. Un ejemplo, dentro del gran abanico de alternativas, sería observar y descubrir acaso los invertebrados que encuentran refugio en un arbusto; son los mismos que se encuentran en otro arbusto en similares condiciones; reconocer olores de las diferentes plantas; hacer un dibujo que representa los sonidos de la naturaleza. Acto seguido, el docente debe plantear preguntas que guían al estudiante en descubrir los aprendizajes personales logrados en las experiencias anteriores, para continuar con extrapolaciones más amplias respecto de los conceptos vinculados a la experiencia y las aplicaciones a la vida y el cuidado de la naturaleza.
Cuando estos programas se combinan a propósito y hábilmente con actividades para el desarrollo personal, fortalecimiento de la autoestima, formación de habilidades de liderazgo y capacidades de trabajo en equipo, estamos ante la herramienta más potente que existe para el logro de educación de calidad con el propósito específico de desarrollar conductas de conservación de la naturaleza, continuas y durante toda la vida y que promueven el desarrollo de los valores, capacidades y la conducta de quienes participan en estos programas.
CONCLUSIÓN
El contacto con la naturaleza acompañado de buenos programas educativos, integrando contenidos ajustados al nivel de desarrollo de los participantes, haciendo uso de metodologías participativas basadas en la exploración y descubrimiento personal, transforma simples paseos a la naturaleza en experiencias significativas que provocan asombro, curiosidad y emociones de amor hacia la naturaleza que perduran toda la vida.
Volver a sentirnos pequeños, un ser más dependiente de la naturaleza, con pocas habilidades de sobrevivencia al alejarnos de la ciudad, sienta la base para un cambio de conducta de enormes proporciones. No llegaremos a respetar realmente la naturaleza hasta que aprendamos a verla como un ser vivo, animado, hasta que nos demos cuenta de que nosotros también somos naturaleza que camina, respira y habla; y que la naturaleza sobrevivirá sin nosotros; pero NO nosotros sin ella.
Todavía tenemos naturaleza alrededor de nuestras ciudades, también en los patios de algunas escuelas, son los espacios que necesitamos usar urgentemente para entregar educación de calidad.
:: WILLIAM RIPPLE et al (Bioscience, diciembre 2017) En: https://academic.oup.com/bioscience/article/-abstract/67/12/1026/4605229 by guest on 28 October 2018
: : CÉSPEDES A (2008) Educar las emociones, educar para la vida.
Ediciones Vergara, Santiago.
: : CENTRO DE DIVERSIDAD BIOLÓGICA (2015) Crisis de la extinción.
http://www.biologicaldiversity.org/programs/biodiversity/elements_of_biodiversity/extinction_crisis/